Hoy te estoy velando
Voy dando rodeos
de animal enjaulado
por este enjambre de maleza;
en el rosal,
una flor única
aun cerrada
sobrevive
a las rejas en las ventanas,
a la chiquilla
que unos bestias marchitaron
de camino a casa,
al toro en la plaza,
a funerales
con cajitas blancas.
Una leve caricia
y el rosal se estremece
en el aire sin viento. Pequeña,
cuando finalmente mueras,
ya no habrá risas en el parque
ni cumpleaños felices
con empachos y resacas,
prefiero cortarte ahora
que eres vida y sangre
meterte entre las páginas
del libro que más quiero
para encontrarte siempre,
para que me sirvas de amuleto
y hasta de luna
cuando ella también falte.
Tal vez te corte mañana,
pero hoy te velo, velo.
Hoy
te estoy velando.
Que triste y que bonito a la vez. Me ha encantado
ResponEliminatal vez nunca la corte...
EliminaQUE TRISTE.
ResponEliminapreservar la belleza puede serlo...
Eliminaprecioso
ResponEliminaMe resulta un logrado poema, de muy buen gusto, amiga.
ResponEliminaAbrazos
gracias por tu comentario, un abrazo, Jose!
EliminaNo la cortes nunca porque el aire siempre la estará velando. Isabel
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