Un silbido helado
atraviesa la carpa
los dedos en los frenos
el chillido
de un cochinillo
en el matadero.
Hay estrellas
asomadas
a la lona negra
que todo lo tapa.
Solos,
el viento y yo,
la sinfonía
de una bota
de payaso
que quedó olvidada
tras semanas de lluvia
en un charco.
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