Me niego
a dar la espalda
a una flor que se marchita,
a caminar de perfil
cuando el sol del hambre quema.
Me niego
a limar el empeño de las manos
cuando se juntan,
a escatimar esperanzas
y
y
a dejar a la luna en vela.
Me niego
a tirar por la borda
cicatrices
y
paraguas...
... me niego
a que vengan las lápidas
y no dejen huella.
Suena potentísimo ¡Me encantó!
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