Yo soy Nido de Luna... o eso me dijo Capitán antes de embarcarse rumbo al abuelo de voz ronca...
"Cuando el niño al que todos empezaron a llamar Capitán nació, pensaron que era
mudo, nada de lo que hicieron consiguió tan siquiera arrancarle un solo sonido de la boca. Pero, como todos sabemos, la Madre
Naturaleza es extremadamente sabia y regaló a Capitán tres hermosos ojos color noche revuelta que nunca
cerraba.
El chiquillo pasó los primeros años de su vida insomne, intentando leer el mundo para encontrarse un
hueco en el mismo. Algunas gentes del pueblo le temían porque se veía distinto a los demás, otros le atribuían poderes mágicos, pero todos afirmaban que debía ser el hijo de
una multitud de estrellas rutilantes.
Cuando aprendió a andar y si la noche amanecía clara, encontraban a Capitán vagando entre los altos árboles del bosque cercano, sus tres enormes ojos hacia el
cielo y una plácida sonrisa alumbrándole la cara. Era inútil llevarlo de vuelta a la cama, enseguida regresaba a su noche, los
brazos en alto tratando de alcanzar las estrellas.
Un día, Capitán se vio crecer, como sucede siempre. Nunca entendió el movimiento
constante del tiempo, preso de su rítmica quietud lunera. Aprendió sobre el barro que atrapa el alma en las noches
solitarias en que todo parece sucederse de forma idéntica, día tras día; así que, por primera vez en su vida, empezó a llorar.
Sus tres ojos revoltosos lloraron por aquellos que nada sabían de las noches
estrelladas, por aquellos que preferían cerrar los ojos e ignorar la belleza de los altos árboles. Lloró y lloró por aquellos
que parecían existir carentes de luna, sin el amable amparo de las estrellas. Lloró tanto que acabó con todas las lágrimas tristes,
las suyas y todas las demás... hasta que un lago grandísimo floreció hasta congelarse al fin y convertirse en la imagen que siempre
imaginó en sus juego de bosque, junto a los altos árboles y sus amigas las estrellas.
En ese instante, todos en el pueblo se desperezaron, el eco de una
nueva risa llegó cruzando las fronteras del frío, y Capitán supo que debía emprender un largo viaje a través de las aguas
poderosas para encontrar su voz a través del eco de esa risa nueva... y así es como Capitán se convirtió en Capitán de los
bosques, Capitán de los cielos y Capitán de los mares."
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