El mar
lanzaba
intermitente
pedazos de
púrpura.
Y manos
descosidas,
un adiós a
los árboles
y a sus
ramajes.
El saludo
a las almas.
Incienso de
miras
y desdichas.
Miles de
niños amortajados
mascan muérdago
entre las
comisuras
de su muerte.
Y bajo sus
pies,
docenas de
lamentos
desmigajan
los días,
descarnan
las horas.
Pero las
paredes
siguen
sufriendo.
Y aún
sangran.
Arráncate
las mañanas
deshojadas
por el vacío
y aquél
agujero hondo
quémalo con
tu lluvia.
Bébete las
lágrimas
y cúbrete.
Disfruta del
absurdo
y falso
limonero
que el
temido invierno
ya está
aquí.
Isolda- 1990
Isolda- 1990
Per la data el poema no em quadre gaire però per l'estil ja insinuaba futurs escrits i també dewmandes profètiques.
ResponEliminasi inclús l'has recitat, aquest poema...
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