Grandullón,
te recorro las arrugas
desde la madrugada
hasta el sueño almibarado
de un cóndor que anida
justo a la vueltita,
hasta el observatorio astrológico
que revela fantasías,
hasta la serpiente, el puma
o el mono doblando esquinas
hasta el ojo al que le falta retina
aunque mira y mira.
te recorro las arrugas
desde la madrugada
hasta el sueño almibarado
de un cóndor que anida
justo a la vueltita,
hasta el observatorio astrológico
que revela fantasías,
hasta la serpiente, el puma
o el mono doblando esquinas
hasta el ojo al que le falta retina
aunque mira y mira.
Un telón de niebla
anuncia el fin del
primer acto,
y como diva te
imagino
acicalándote el
lado bueno
con los ojos entornados
del que espera sin prisas
el aire que deja en su estela
cualquier vuelo escarlata
Ý ahí está el poder sorprenderse en el "vuelo escarlata", estar encaramado en los ojos del poeta para su viaje hacia encuentros de alguna parte.
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