Solté todos los paraguas
me puse el chubasquero
me calcé la calle para
surcarla como un velero
pero el charco parduzco
se iba incrustando de torbellinos,
del cielo colgaba un trapecio
sin origen ni dueño
y desde el trapecio
la luna se iba derritiendo
como el rostro en un sueño,
pálido y vacío
como un molino que lanza
quejidos de muerto.
quejidos de muerto.
Pero abrí los brazos
a los estornudos
que me lanzó el viento
el trapecio se posó bajo mis pies,
lánguido como un espejo
y me llevó allá a lo alto
donde enmudecen las campanas,
donde ya no importa
ni el tiempo.
ni el tiempo.
Publicado en el suplemento cultural del Diario de Palenque (México)
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=342498012580725&set=a.106764286154100.15174.100004615871970&type=1&theater
Impresionante poema y fotografía.
ResponEliminaSaludos
Gracias por tu amabilidad , Nel, un abrazo
EliminaMetafisico; protagonista el tiempo ,diluido y efímero, equilibrio entre realidad y sueño. Complejo y profundo poema, me gustó mucho Isolda.
ResponEliminacelebro que te guste, Migmar, muchas gracias por tu comentario!
Eliminabeautiful blog kisses albert
ResponEliminaMuy hermoso y profundo poema, Isolda, dotado de unas imágenes sugerentes y poderosas. Me lo llevo para compartir muy gustosa.
ResponEliminaBesos, preciosa, y feliz semana.
Bien se me da el poema, amiga. De muy buen gusto.
ResponEliminaAbrazos
meravellós!
ResponEliminaMUY BONITO. ME GUSTA MOLT ISOLDA.
ResponEliminaAZUJ.SEÑOR DE AZUDRINA
Grandes imágenes, Isolda, con un final rotundo. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
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