diumenge, 8 de juny del 2014

Desierto de agua

Un hada repudiada
ronda cabizbaja
por la arena del desierto.

Al pasar, una hilera 
de peces-fósil
boquea y ella 
les lanza un gesto
sin mirarlos
hasta convertirlos en agua.


El agua se escapa 
y a un cactus gigantón
le crecen colores salvajes
entre las arrugas,

por las rodillas
los labios y
el mentón.



El aroma embriaga, 
el hada se recoge las alas

empieza a engullirlas
como hojaldres

del verde al rojo
del morado al naranja,

al hada
le sobran las alas, 

azul
amarillo
escarlata

ya la bruja
se le va dibujando
en la cara,


el desierto
se convierte
en un ejército 

de mariposas
cristalizadas.









diumenge, 1 de juny del 2014

Madame Ciempiés

La mujer ciempiés
enloqueció 
el día que quiso 
hacerse una pedicura
y se quedó a medias.


En el salón parisino
de la dama 
cien zapatos libres
de callos y hechura
se lanzan a las calles,


el corazón en los tacones
el aire desandando pasos
y en cada esquina
un acertijo.




La mujer descalza
allá encerrada
rememora cien bailes 
en los palacios mes selectos

se recoge las cien enaguas, 
trepa al balcón 
y salta,

a la mujer medusa
le crecieron alas.





Fotografía: Beatriz Gil
Poema: Isolda Font

Siete lunas


Siete lunas en la grupa 
de un caballo cojo, 

bajo sus tres patas

siete feroces reflejos
como siete redondas lanzas,

en el cielo
ni una estrella blanca.



Siete lunas a hombros
de un caballo viejo,

siete sombras
y una lápida.



Al caballo muerto
siete espejos
lo acompañan,

en el aire
ni un relincho,

en la grupa del cielo
una estrella blanca.











diumenge, 18 de maig del 2014

Hoy te estoy velando


Hoy te estoy velando



Voy dando rodeos
de animal enjaulado
por este enjambre de maleza;

en el rosal,
una flor única
aun cerrada

sobrevive

a las rejas en las ventanas,

a la chiquilla
que unos bestias marchitaron
de camino a casa,

al toro en la plaza,

a funerales
con cajitas blancas.



Una leve caricia
y el rosal se estremece
en el aire sin viento. Pequeña,

cuando finalmente mueras,
ya no habrá risas en el parque
ni cumpleaños felices
con empachos y resacas,

prefiero cortarte ahora
que eres vida y sangre
meterte entre las páginas
del libro que más quiero
para encontrarte siempre,

para que me sirvas de amuleto
y hasta de luna
cuando ella también falte.



Tal vez te corte mañana,
pero hoy te velo, velo.

Hoy
te estoy velando.





divendres, 9 de maig del 2014

La canción de la urraca


La canción de la urraca


Miro el cielo, observo esta panza de burro que a su vez me mira, y recuerdo aquella vez en la que miré por la ventana y la vista solamente ofrecía un monte de crucecitas blancas multiplicándose hasta el espanto. Noto un rugido en el aire apenas perceptible, el runrún rítmico parece venir de una bestia renegando en sueños. De nada me sirve el paraguas, o el amuleto que encontré, si el agua nace de la tierra para rellenarla de charcos de sucio barro. Por lo menos, allá se rellenaban los socavones de obús con cera roja hasta convertirlas en rosas, allá se colgaba la ropa al sol en los barrios minados y los recuerdos familiares tapaban los agujeros en las casas. Aquí, en cambio, el horror es añejo, apenas la recuerdan los árboles que fueron plantados en la gran guerra, apenas se siente el olor a azufre cuando sopla el viento; aun incluso cuando lo hace desde la nostalgia, cada noviembre, en la ceremonia anual en honor a los caídos. La ceremonia en el gran parque del recuerdo, aquella abuelita minúscula cantando a capella con vocecilla de colibrí, la boina de los veteranos tapando gran parte de su rostro.

Sigo mi camino, contando las urracas, como en la canción:




"One for sorrow, two for joy". La segunda se demora tantísimo, que ya los cuervos revolotean, trazando presagios en el aire con un sacudir de alas entre las nubes. Corre un viento desagradable, helándome las narices con aromas de ropero sin usar, como si el pasado hubiera irrumpido en todas las casas hasta hacerlas supurar.


"Three for a girl..." un berrido infantil cruza el aire y aparece la lluvia. Es una lluvia en diagonal, para calarte desde todas las direcciones y desde todas las geografías del mundo.


"Four for a boy" Cuatro rosas para el niño que ya no podrá llenarse los pies de barro mañana,

con sus tres amigos, allá en la plaza o en el puente que cruza el agua helada.

"Five for silver, six for gold" Mercaderes buscan almas en todos los idiomas, encaramados en la triste escalinata como hormigas borrachas de verano... y las almas huyen, como las gotas de lluvia sucias y aterradas en los vidrios de las casas.


"Seven for a secret...

... never to be told"

Todos los supervivientes arrastran un secreto compartido bajo el esparadrapo que les cruza, invisible, la cara. Un secreto solamente palpable un segundo antes de que estalle el cielo, en el instante en que a la panza de burro le nacen unas venas moradas y aparece aquella luz de la que hablan los poetas y los lienzos, hasta que uno regresa, empapado, a su casa.




Publicado en la revista digital Los Omniscientes

http://www.joomag.com/magazine/los-omniscientes/0055716001404434718

divendres, 2 de maig del 2014

EL BARCO PIRATA - Segunda parte del cuento LAS DOS MONTANAS (La montaña mágica de Marcel)


EL BARCO PIRATA 


Una vez la envergadura de la montaña se hizo ya imposible, Marcel y sus amigos decidieron construir un barco. Estuvieron todos de acuerdo, seria un barco pirata, porque, de todos los barcos del mundo y de la historia, los de los piratas eran aquellos que vivían mas aventuras.

Como todas las piedrecitas de colores ya se habían extinguido en todas las casas, decidieron improvisar. Salieron en grupos, algunos hacia el río, otros iban rastreando los caminos, el resto buscaba en parques y jardines. Entre todos juntaron todo el plástico que la negligencia había acumulado. Al terminar contemplaron con satisfacción las riberas, los parterres, las cunetas, libres al fin de tanta inmundicia.

Cuando la montaña de desperdicios estuvo clasificada y lavada, empezaron a construir el barco, con las botellas formaron el cuerpo y con los tapones lo decoraron. El resultado era espectacular, un caleidoscopio de transparencias multicolores que relucía bajo el sol. Un palo de escoba fue colocado a modo de mástil y, entre unos cuantos, confeccionaron la gran bandera pirata que velaría por ellos a base de bolsas de plástico recosidas. Ya estaban listos para zarpar.




Consiguieron arrastrar la enorme nave hasta el agua. Habían decidido hacerlo al alba, para que los primeros rayos del día bautizaran cada rincón de plástico hasta iluminarlo por completo. Esperaron en silencio que el agua lamiera la quilla y uno a uno, treparon al barco. Capitán Marcel dio el aullido de salida y los demás lo imitaron. El barco pirata flotaba como un experto cisne, las velas de plástico fino ondeaban como si hubieran nacido velas, el viento perfecto alborotaba el cabello de todos, haciéndolos reír. Solamente en ese instante, se pararon y sin decirse nada, miraron atrás. Marcel y sus amigos vieron algo increíble. La montaña mágica se estaba elevando del suelo, primero lentamente, hasta que soltó un rugido de bestia y se enredó en un torbellino que la hizo desaparecer.

Como si se hubiera roto un hechizo, el sol empezó a alumbrar con otra luz, llegaban pájaros de mil colores de todas partes, ofreciendo todos los cantos que existen en la tierra y una familia de delfines rosados decidió acompañarlos ya para siempre en sus aventuras, que fueron muchas.




divendres, 18 d’abril del 2014

Hasta siempre, Maestro


Hasta siempre, Maestro





Maestro, partiste ya
en cuerpo

para dejarnos
la mirada de fuego
de un caballero
vagabundo;

nos queda
la cabellera de cobre
de una niña difunta

una orquesta de seres 
levitando
hasta el infinito

el abuelo,
su árbol

los pececitos de oro
que nos regalaste
y que a veces
se tropiezan en mi camino



Cómo darte las gracias
si tú eras el genio
de las palabras

si fuiste mi maestro
y el de tantos

si cada vez que te leo
el espejo se tiñe
de paisajes humanos,

si te debo
cada luna
que atraviesa mi cara.



Maestro
allá donde estés
sé que seguirás tejiendo
misterios de lana

para abrazarnos el alma.