Vivo a codazos,
dando tumbos
soy un espejo a retazos,
un cangrejo sin rumbo.
La muerte va y viene...
un paseo que encoge el mundo
la pereza del que tiene,
ese océano profundo.
El sabio renuncia a su cargo
y amanece otro más astuto
un aleteo blanco, el letargo
de un oasis mudo.
Vivo al destajo
de un sol meditabundo...
del pico del grajo
cuelga un silencio rotundo.