El hombre
despojado ya de su alma
de entre todos sus tesoros
tan solo conservaba
un cobertizo
rebosante de muletas
un horizonte tejido en lana
tres cervatillos
salpicando el paseo de la tarde
y un amuleto
amarrado a las pestañas.
Pero al devolverle la mirada
al mundo que lo secuestraba
el hombre fingió ser pez,
renacuajo y rana
para poder brincar
en la rayuela de la lluvia,
nadar en la lágrima sostenida
o en el cielo enmascarado
convertirse en piedra
y terminar arrebujado
en el bolsillo
de un trotamundos
con el alma intacta.
el hombre fingió ser pez,
ResponEliminarenacuajo y rana
Y puestos a tirar
del hilo de la madeja...
llegó a ser un ser humano.
Interesante post.. Un cordial saludo, Isolda
Muy bueno, muy bueno. Admiro en el poeta esa capacidad de síntesis...
ResponEliminaHermoso poema, a veces el dolor nos hace convertirnos en piedra.
ResponEliminaUn abrazo.
si a veces...
ResponEliminaun abrazo, gracias de nuevo por pasar y comentar
ResponEliminaUn buen poema, querida Isolda, profundo, y creo que de los mejores que te he leído. Me gustó mucho y lo comparto con sumo gusto. Besos y feliz semanita.
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